En la era digital, los contenidos virales se han convertido en una fuerza imparable que puede lanzar una idea, una imagen o un vídeo a la fama mundial en cuestión de horas. El poder de las tendencias virales no pasa desapercibido por las marcas, que buscan aprovechar estas tendencias efímeras para conectar con su audiencia de manera directa y aumentar su visibilidad.
Pero, ¿es siempre beneficioso subirse a la ola de lo viral? Las tendencias ofrecen a las marcas una oportunidad única de aumentar su visibilidad de forma exponencial en poco tiempo. De integrarse en conversaciones populares llegando incluso a un público al que normalmente no tendrían acceso. Cuando una empresa logra crear contenido que se alinea con una tendencia viral puede experimentar un aumento significativo de su engagement, reconocimiento de marca y, en el mejor de los casos, de sus ventas. Además, participar en este tipo de acciones puede humanizar a la marca, mostrándola como actual y en sintonía con la cultura digital, creando un vínculo emocional con los receptores.
Algunos ejemplos
Hace tan solo un par de meses veíamos como, a raíz de un vídeo de TikTok en el que una clienta aseguraba que los jóvenes iban a ligar a Mercadona, las redes sociales se inundaron de memes y consejos. Las marcas no tardaron en subirse al carro, valga la redundancia. Carrefour, Fnac, Komvida, Vicio, Leroy Merlin, Media Markt, incluso la Guardia Civil hicieron su propia versión de esta iniciativa que registró 22k menciones en X y 19k en TikTok. El poder de las tendencias virales es innegable.
Ejemplo de la marca Komvida
Riesgos y contras de seguir tendencias virales
Sin embargo, sumarse a una tendencia viral o un meme puede acarrear algunos riesgos. La línea entre el éxito y el fracaso puede ser muy delgada. Y, sobre todo, será público. Las marcas que intenten sumarse a estas modas sin entender completamente su contexto o significado pueden encontrarse con reacciones negativas. Si los consumidores perciben que la marca está tratando de aprovecharse de un fenómeno de manera forzada o que su participación no está alineada con sus valores, el resultado puede ser contraproducente.
Un ejemplo fue el intento de Pepsi de unirse a las conversaciones sobre justicia social y protestas callejeras en Estados Unidos. Publicaron un anuncio protagonizado por Kendall Jenner en el que le daba una lata del refresco a un policía, lo que provocaba aplausos. Algo que fue ampliamente criticado por trivializar movimientos de protesta serios bajo el mensaje de que la marca podía detener las protestar y crear paz.
La viralidad es efímera
Otro desafío es la fugacidad de estos trends. Lo que hoy es viral, mañana puede ser irrelevante. Hay que ser ágiles para crear y publicar contenido que llame la atención y aprovechar el impulso de una tendencia. Lo que, por otra parte, puede resultar en un contenido apresurado o mal ejecutado. La presión por estar siempre “en tendencia” puede llevar a las marcas a perder su autenticidad o diluir su mensaje principal. Incluso, a entrar en temáticas controvertidas que perjudiquen su imagen.
Para minimizar riesgos, es crucial que evalúen cuidadosamente si una tendencia se alinea con sus valores y su público antes de participar. La autenticidad y la relevancia deben ser prioritarias. Las marcas que consiguen ser relevantes en un mundo congestionado son aquellas que logran un equilibrio entre ser oportunas y mantenerse fieles a su identidad. Además, hay que tener en cuenta el impacto a largo plazo de la participación en estas tendencias. Mientras que el boost inmediato en engagement puede ser tentador, es importante preguntarse si estas acciones contribuyen a los objetivos de marca a largo plazo.
Entonces, ¿me subo a la ola o no?
Subirse a la ola de la viralidad ofrece a las marcas una poderosa herramienta para conectar con su audiencia y aumentar su visibilidad. Pero hay que saber utilizarla con cautela y estrategia. Las marcas que logran navegar exitosamente el mundo de lo viral son aquellas que mantienen un equilibrio entre la oportunidad y la autenticidad. Eso sí, siempre conscientes de que están surfeando en un océano digital impredecible. En este escenario, tanto el éxito como el fracaso pueden llegar en un instante: estar en la cresta de la ola viral puede catapultar a una marca a nuevas alturas, pero un pequeño error puede resultar en un wipe out digital o, lo que es lo mismo, ser derribado por ella. Al final, la clave está en saber coger las olas y tener la habilidad para mantenerse de pie en la tabla incluso cuando las aguas se vuelven turbulentas.