Para nadie es un secreto que los tiempos cambian. La forma en que nos relacionamos, interactuamos y vemos el mundo ha traído una serie de transformaciones a nivel social que sorprenden a más de uno. Las costumbres de enviar una carta, de realizar una visita sorpresa, de viajar, de pasear y de amar como lo hacían nuestros abuelos las hemos ido dejando de lado.
¿Qué ha sucedido? Para muchos la respuesta es más que obvia. La evolución y revolución tecnológica que vivimos ha llegado con tanta fuerza que no hemos tenido el tiempo necesario para ajustarnos a su ritmo. De repente hemos pasado a vivir en una carrera interminable, revisamos nuestro correo electrónico muchas veces al día, estamos pendientes de todo lo que han publicado nuestros amigos en sus redes sociales o envidiamos la vida de los demás, dejando de lado el disfrute real de nuestras vidas.
Todo esto nos ha llevado a volcarnos por completo en nuestro móvil y hacer de él nuestro mejor aliado. Ahí tenemos toda nuestra vida. Contactos, redes sociales, cuentas bancarias y aplicaciones que muestran quienes realmente somos. Le hemos entregado al móvil una responsabilidad que nunca se había imaginado. Se ha convertido en una extensión de nuestro cuerpo.
Tanto que incluso le hemos dejado entrar en un aspecto completamente personal y único: el amor.
Antes de continuar me gustaría que pensases en una cosa. Si en general los jóvenes viven en una fatigada rutina, ¿cómo hacen para encontrar el amor? Esperar a conocerlo en una librería, por medio de un conocido o un familiar ya no es tan común como quisiéramos. Nuestro estilo de vida nos lo impide. Aunque para muchos es una posibilidad y lo logran, para la gran mayoría buscar el amor es mucho más cómodo y fácil por medio de aplicaciones en el móvil. En el mercado existen para todos los gustos. Por ejemplo, Tinder, Happn, Badoo, meetic, Loovo, entre otras, son algunas de las alternativas más usadas a la hora de emprender la aventura de buscar pareja.
¿Cómo funciona? Es muy sencillo. Solo es cuestión de darse de alta, subir unas cuantas fotos, poner una pequeña descripción de tus gustos y lo que buscas y comenzar a buscar. ¿Parece muy fácil? Pues, a decir verdad, pese a que la tecnología nos ha permitido modificar nuestros comportamientos sociales, también es cierto que nos ha ido eliminando la sensibilidad y la armonía a la hora de conocer a otras personas. No es que no suceda, pero hemos dejado este aspecto un poco de lado. Ahora es solo cuestión de sentarnos en el sofá de casa, abrir las aplicaciones y comenzar a darle “me gusta” o no a las personas que te aparecen como una posible opción.
No hay lugar a dudas de que las redes sociales nos permiten acceder a lugares donde antes no podíamos. Conocer el mundo sin salir de casa nos facilita la vida en muchas áreas pero al mismo tiempo nos dificulta la interacción real con otras personas. Equilibrar y aprender a convivir con tantos avances tecnológicos es la clave para tener una vida en armonía en un mundo en el que lo más importante es el amor real entre las personas.