La economía de la reputación

Las nuevas tecnologías de la información han digitalizado la comunicación y han cambiado de manera radical no sólo la manera que tenemos de comunicarnos, sino también cómo nos presentarnos a los demás. En una era en la que cada vez es más difícil vivir el día a día sin que algún dispositivo electrónico nos esté grabando, cuidar de nuestra imagen o reputación se vuelve cada vez más importante, sobre todo si tenemos en cuenta que algún día en el futuro podría ser más valiosa que el dinero, o incluso llegar a sustituirlo.

Pero ¿en qué consiste exactamente la economía de la reputación? Se trata de un nuevo entorno competitivo en el que bienes sociales intangibles como la reputación cobran mayor valor que los bienes materiales. Las decisiones que las personas toman a la hora de comprar, invertir, o incluso trabajar, pasan a depender menos del valor monetario y mucho más de la admiración, respeto y confianza que inspiran las organizaciones, las instituciones, las marcas y también los países. En otras palabras, de su reputación.

Todo el mundo entiende el valor de tener una buena reputación, pero seguramente muchos levanten la ceja ante la idea de que pueda llegar a ser tan importante, o más, que el propio dinero. La verdad es que parece algo sacado de una película de ciencia ficción y, sin embargo, aunque es una realidad que aún tardará en llegar, la cuestión es que llegará. Es más, ya estamos viendo, sobre todo en Internet y en las redes sociales, el nacimiento del que posiblemente sea un nuevo modelo económico.

Pongamos como ejemplo a España. Teniendo en cuenta la importancia de la industria del turismo en nuestro país no es de extrañar que nuestra reputación sea de gran importancia para nuestra economía. La imagen que da al exterior de país agradable en el que pasar las vacaciones se traduce en gente que se convierte en un recurso que afecta a la riqueza del país. Sin una buena reputación perdemos ese recurso, y con ello un beneficio vital.

Otro ejemplo más moderno y actual es la figura del influencer, cuyo seguimiento en determinadas redes sociales genera gran influencia en determinados sectores de la sociedad. Su valor depende de su reputación y de la gestión que realizan de esta. El número de influencers no hace más que crecer. Podría parecer una exageración, pero es posible que en el futuro todos nos convirtamos en influencer de alguna manera.

Así pues, ¿Cómo asegurar un recurso tan preciado? Sólo hay una manera: Con una buena comunicación. La elaboración de un buen mensaje y escoger el canal adecuado para nuestro público objetivo. La reputación se crea y se destruye gracias a la comunicación. Las personas que no quieran quedarse atrás ante esta nueva realidad económica deberán empezar a plantearse seriamente cómo manejan su imagen de la misma forma en la que manejan su dinero. En este nuevo futuro, cada vez más cercano, no sería raro ver como las agencias de comunicación se convierten en los nuevos bancos.

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